En relación al coaching empresarial, he de confesar que no apoyo especialmente a la palabra coaching. Al intentar entender el por qué de esta falta de apoyo, llegué a un par de conclusiones.
La primera es que es una palabra que no dice todo lo que puede llegar a dar. Y la segunda es que creo que se malinterpreta en muchos ámbitos. Y por citar uno de los más característicos, hablaré del coaching en el ámbito de la empresa.
COACHING EMPRESARIAL: CÓMO FUNDAR UNA EMPRESA
Hasta hoy, todas las empresas tienen un denominador común: están formadas por personas. Quiénes quiera que sean los fundadores del negocio hilarán también su tejido profesional y social. Es decir, crearán lo que conocemos como cultura de empresa. Esta cultura, que a su vez se impregna en los trabajadores, es la que inevitablemente da forma a la empresa.
Entonces, podríamos decir que el fondo de una empresa son las personas que la integran. Y que su forma es el resultado del trabajo, esfuerzo y actitud diaria de dichas personas.
En mi opinión, lo que hoy día se define como coaching empresarial tiene una esencia muy particular. Dirigir el trabajo diario del conjunto de personas que integran una empresa hacia un resultado con valor.
Este valor debe tener el matiz principal de obtener un resultado material que lleve a un buen producto o servicio. Actualmente, muchas empresas producen productos más deseados que necesarios. Aunque eso es un tema que podríamos debatir en otro momento.
COACHING EMPRESARIAL: VALOR AÑADIDO
Pero volvamos al valor que el coaching genera en la empresa. Mas allá del producto o servicio tangible que generamos en nuestro trabajo diario, hay un valor añadido. El valor que aportamos a las personas que nos rodean en nuestro trabajo diario. Algo que nos engrandece por fuera… y por dentro.
Este valor no tiene que ver con el producto que producimos o el servicio que generamos. Tiene que ver con la alegría, buen ejemplo y compañerismo que regamos en el terreno y entorno de nuestra empresa. Es el compromiso que nos marcamos con aquello que hacemos profesionalmente alrededor de 8 horas cada día. Algo que haremos durante bastantes decádas.
El coaching empresarial se hace lo sepamos o no. Cada día, día a día y por parte de aquellas personas que sienten empatía por el resto de su equipo. Las personas contagian esa alegría de estar ahí, porque queremos y porque podemos.
Cada uno decidimos si queremos ser parte de ese equipo… o no. Y tú, ¿qué decides?