En más de una ocasión he escuchado:
“Es que la gente me viene a pedir ayuda y yo les aconsejo que hacer. Soy como un coach”
O bien :
“¡Ah! ¿Eres coach? O sea, que vas dando charlas y motivando a la gente, ¿no?”
También:
“A mí eso del coaching me parece una americanada, arengar a la gente y ponerles las pilas”
E incluso :
“Estoy fatal, voy a tener que ir a un coach para que me lo resuelva…”
Quizá tu creencia de qué es el Coaching, coincida con alguna de estas frases, o simplemente el concepto de coaching no lo tengas del todo claro. Permíteme ofrecerte un poco de luz a este respecto.
Imagina: es de noche y hay una persona en la calle, bajo una farola, aparentemente buscando algo. Da vueltas en círculo, una y otra vez, pero nada. No encuentra lo que busca. Pasa al lado un viandante y al ver el comportamiento repetitivo del señor, intrigado, le pregunta: “¿Que busca señor?” a lo que le responde “He perdido algo, pero no lo encuentro. Por más que doy vueltas, ¡no lo encuentro!” El viandante entonces le pregunta “¿Ha probado a mirar en otros sitios que no sea justo bajo la farola?” a lo que le responde “Pues ni me lo había planteado, porque fuera del alcance de la luz de la farola no veo nada……”
Es una situación que a veces casi todos vivimos con determinados retos u objetivos que nos plantea la vida, el trabajo, los negocios, las relaciones, etc.
A diferencia de otras disciplinas, y en complementariedad con muchas de ellas, el coaching es un proceso de acompañamiento para alcanzar una meta u objetivo.
En este proceso participan:
- Un cliente (un coachee) que quiere alcanzar un objetivo, pero no sabe cómo.
- Un profesional del coaching (un coach), necesariamente acreditado (o sea, con una formación reglada y reconocida) y a ser posible certificado (cumple con unos requisitos específicos de experiencia y destreza en la práctica) que cuenta con una “bolsa” de herramientas o recursos (distinciones) para acompañar al coachee. Esas herramientas vienen de diferentes disciplinas reconocidas como la programación neurolingüística, análisis transaccional, Gestalt, psicología cognitiva y humanista, inteligencia emocional, etc. El coaching mama de todas ellas.
- El deseo de cambio del cliente a partir de su objetivo.
Tras establecer un acuerdo entre ambas partes con las condiciones del servicio que se va a prestar, se inicia un “proceso” que estará compuesto de 1 a 12 sesiones, cada una con una duración de 60 a 90 minutos, en las que el coach acompaña desde la pregunta y la escucha activa (como elementos básicos) al cochee para que este identifique claramente su objetivo, tome consciencia de cosas que hasta ese momento no lo era, que ponga sobre la mesa diferentes opciones para conseguirlo desde esa nueva toma de conciencia, y finalmente diseñe un plan de acción para llevarlo a cabo en el plazo que se proponga.
La responsabilidad del proceso es del coach:
- Cumplir los acuerdos
- Establecer los honorarios
- La duración de las sesiones y el proceso
- Que el objetivo y el plan de acción sean SMARTER
- Seguimiento del plan de acción
- Acompañar sin juzgar o aconsejar
- Confrontar al coach en sus contradicciones, espejarle sus palabras y conductas, parafrasear lo que ha dicho, etc para que el coachee tome consciencia o se dé cuenta de cosas de las que antes no se daba.
Las responsabilidades del coachee son:
- Cumplir los acuerdos
- Tener un deseo claro y genuino de cambio.
- Diseñar un plan de acción para conseguir su objetivo.
- Llevar a cabo el plan de acción (sin acción no hay coaching)
El coaching profesional genera con elevada frecuencia resultados, lo que hace que cada vez más persona y empresas confíen en esta disciplina.