Es el mundo educativo, uno de los que más puede beneficiarse y se beneficia del coaching. Permíteme compartirte como maridan estos dos mundos en beneficio de los alumnos, los profesores, el propio centro, y en toda la sociedad en general.
El acercamiento en la educación tradicional del docente al alumno ha sido muchas veces desde un plano de superioridad, con una comunicación de una sola dirección del maestro al alumno, lo que mantiene al alumno en un plano pasivo, bailando al son de la música que le ponen, o revelándose a ella, desde un plano pasivo-agresivo.
Aplicando términos del Análisis Transaccional de Eric Berne* (herramienta usada en coaching), cuando el maestro se sitúa tradicionalmente desde un rol de padre nutritivo (en los mejores casos) o desde el de padre crítico, automáticamente y por simbiosis, el alumno pasa a desarrollar su rol niño, bien sea sumiso o rebelde.
Pero cuando un profesor se aproxima al alumno desde un plano de igualdad (que no hay que confundir con los roles de profesor-alumno y responsabilidades que tiene cada uno) se genera una comunicación bidireccional, y aparece el espacio para que el docente tenga empatía con el alumno, y el alumno con el docente (por modelaje), e interaccionen cada día desde el “yo te respeto, yo me respeto”. Esto también implica que el maestro acciona la relación/ comunicación desde el rol de adulto (seguimos con el análisis transaccional) con lo que el alumno se posiciona de manera natural también como adulto (también por simbiosis) tomando responsabilidad de lo que dice y hace, tomando consciencia de sí mismo, madurando y desarrollando todo su potencial.
Además, desde ese plano de igualdad, el alumno ve utilizar al maestro la pregunta y la escucha activa (dos herramientas que ayudan a construir cualquier “palacio de comunicación”) y de nuevo por modelaje aprende a desarrollar su propia escucha activa y la capacidad de hacer preguntas (en vez de prejuicios) para aproximarme a las situaciones con los demás. Estos son los cimientos de las relaciones constructivas y enriquecedoras que va a desarrollar el alumno con su mundo exterior, y ¡con él mismo! ¿Cómo va a ser entonces su autoestima y su desarrollo?
Imagínate un sistema educativo donde todos los actores trabajaran desde estas posiciones. ¿Cómo sería?
Probablemente los casos de abandono y fracaso escolar, de bulling, etc pasarían a ser anecdóticos. (Ya es así en los centros que utilizan todas estas herramientas)
Por otro lado, se estarían desarrollando futuros ciudadanos que han aprendido a pensar por sí mismos, tomando responsabilidad de sus actos, desarrollando su propio potencial y habilidades. Las relaciones se construirían desde el “te respeto, me respeto” con empatía y escucha activa real, usando la pregunta para obtener la información que necesito, antes que pre-juzgar.
¿Qué tipo de sociedad tendremos entonces?
¿Te imaginas?