LA INTELIGENCIA EMOCIONAL EN NUESTRA VIDA
En nuestra sociedad actual, parece que la razón es lo que marca la diferencia. Y la inteligencia emocional en todos sus estratos, especialmente en los adolescentes, está de capa caída.
Generación tras generación, acudimos a las aulas para aprender a usar nuestra lógica y acumular conocimiento. De alguna manera, nuestro tercer cerebro, el neocórtex, está destinado a “coger el testigo de nuestra vida”. O, por lo menos, eso es lo que estamos enseñando a nuestros adolescentes. Cada vez más, los padres eligen “colegios de élite” para la educación de sus hijos, creyéndolo la mejor de sus opciones.
Las personas son como los icebergs, nos contó Virginia Satir. Pero me gustaría añadir alguna reflexión más al respecto de su teoría. La parte de arriba del iceberg es todo lo que vemos de la persona. El puesto que tiene, la casa donde vive y, para nuestros adolescentes, la nota que saca, por ejemplo.
Sin embargo, está la parte de abajo del iceberg: una masa de hielo gigantesca que soporta la punta del iceberg. Esa masa es la que realmente sostiene a la persona. Es aquella parte que no nos enseñan a mirar, explorar ni experimentar en la etapa escolar: emociones, valores, creencias, talentos….
Porque será esta parte del iceberg la que nos acompañe TODA la vida. Y eso incluye una potencial crisis que “nos haga perder” nuestras pertenecías (puesto de trabajo, casa…)
LA INTELIGENCIA EMOCIONAL EN ADOLESCENTES
Ahora que “está de moda” el trabajo con las emociones y los valores, me encuentro con una agradable sorpresa. Algunos centros escolares comienzan a dar unos primeros pasos en esta dirección; con ilusión y mucha formación y aprendizaje.
Al mismo tiempo, otros centros siguen formando a alumnos en la transmisión de conocimientos. Solo que ahora, también hablan de emociones y valores. Sin embargo, aún están lejos de incluir el trabajo de inteligencia emocional de forma transversal y experimental en la educación.
Y los adolescentes, que serán nuestros líderes el mañana, deseosos de abrir las puertas del mundo de los adultos… se arrojan a una sociedad donde habita la incertidumbre social, política, social y económica. Desde nuestros hogares, colegios e institutos, los hemos acompañado a “llenar sus mentes”.
A hacer cada vez más alta y grande la parte de arriba del iceberg. Y de repente, la vida llega. No saben qué profesión elegir, se acaba una relación sentimental, conocen los peligros de la vida, las drogas, la pornografía…
Y se encuentran indefensos, sin herramientas para relacionarse con la vida y todo lo que de ella emana. De ahí que sea necesario trabajar la inteligencia emocional en adolescentes.
¿PARA QUÉ LA INTELIGENCIA EMOCIONAL EN ADOLESCENTES?
- Para acompañar a nuestros hijos en su viaje de maduración. Y esto conlleva una gran responsabilidad como padres y educadores, algo que explica José Antonio Marina.
- Para ir más allá de querer que tu hijo sea ingeniero, médico, abogado o maestro.
- Para acompañar a tu hijo a asomarse a ese balcón que es Internet y estar junto a él mientras construye su mapa de la vida.
- Para que sepa desenvolverse ante situaciones novedosas para él. El miedo ( inicio en la pornografía), la tristeza (si no hago lo que me piden mis amigos me rechazan), etc.
- Para que puedan avanzar en su vida a pesar de sus caídas (suspensos, padres que se separan, relaciones que se rompen, etc…)
- Para que conozcan de primera mano que la vida tiene un lado amable y maravilloso, y otros injustos, duros y dolorosos. Y si se aproximan a esta distinción de la vida paulatinamente, el drama se reduce y la vida tiene un sentido.
- Para hacer elecciones desde las personas que son, y no las que deberían ser. De esta manera, sus comportamientos estarán guiados por sus valores. Y además, acogerán e integrarán las emociones que se van despertando en su vida.
- Para encontrar su propósito de vida, poner en marcha su don, sus talentos y aportar al mundo. No se trata de ser el mejor médico, sino de alinear las partes de arriba y de abajo del iceberg. Y así, encontrar su lugar en el mundo, y ser feliz por la persona que es..