Marina es una niña de 13 años estudiante de 2 de la ESO. Su año académico ha comenzado bajo la presión de verse gorda en el espejo, de que han cambiado de clase a su mejor amiga y que su profe de mate le tiene manía.
” ¡Esto es un asco mama¡, yo paso de ir hoy a clase, es que mi profe flipa, no hablo y me saca al pasillo y a los demás no les dice nada”.
La madre de Marina siente que algo está pasando, se le escapa la relación con su hija, no la escucha y cuando va al instituto a hablar con la tutora, esta se limita a decirle lo mal que se comporta su hija. ¡Que doloroso es para los padres de Marina todo esto!
Marina sueña muchas veces con tener una barita mágica que descifre todas sus dudas, todos sus tormentos, sueña con poder abrir los ojos y sentirse tranquila, feliz, creyendo más en sí misma.
Una tarde en la cafetería del Instituto, una amiga le habla de una charla “Coaching Educativo, cambio de aprendizaje, crecimiento y transformación”.
Eso se parecía mucho a lo que ella soñaba, pero claro aquí no hablaban de varitas mágicas, aquí hablaban de participar en los procesos de aprendizaje, de tomar conciencia de las emociones, de creencias limitantes, de los pensamientos que intervienen en ese proceso de aprendizaje.
Hablaban de responsabilidad, una responsabilidad que según un tal John Whitmore” ayuda al otro a que aprenda a generar opciones y a elegir posteriormente”.
Hablaban de creatividad, de desarrollar nuevas formas de actuar, de sentir y pensar y hablaban de lo mejor de todo, algo que Marina sentía que quería, pero no sabía cómo hacerlo, hablaban de transformación.
Además, decían que no hay cambios mágicos, que el coaching es un proceso donde cada uno tiene sus tiempos y sus necesidades y donde esa trasformación no es solo de los alumnos.
Quizás le podría decir a su madre que la acompañara a la charla, en el fondo sabía que ella solo quería ayudarla, aunque a veces se pusiera muy pesada.
Frases de coaching educativo hay muchas, pero lo importante es que cada uno de los protagonistas; Alumnos, padre, docente y centros educativos creen las suyas propias.
El coaching les guiará en todo este nuevo proceso, tendiendo puentes entre todos los participantes y generando nuevas oportunidades de reflexión y cambio.
Así que, si crees que te puedes llamar Marina o tienes algún hijo que se pueda llamar
así, te invito a bucear en el coaching educativo y a descubrir todo su potencial.