De la misma manera que tenemos unas necesidades fundamentales a nivel físico, también existen unas necesidades primarias a nivel emocional
COACHING EDUCATIVO: LAS NECESIDADES DE MASLOW
Para comenzar este texto de coaching educativo sobre las necesidades familiares, querría empezar hablando de psicología. Maslow, uno de los fundadores y principales exponentes de la psicología humanística, teorizó en su día sobre la jerarquía de las necesidades humanas. Este modelo teórico puede encontrarse en su obra “Una teoría sobre la motivación humana”.
A través de la conocida “Pirámide de Maslow”, el autor explica que, a medida que satisfacemos nuestras necesidades básicas (parte inferior de la pirámide), los seres humanos desarrollamos deseos más elevados (parte superior de la pirámide). Es evidente que, si no están cubiertas cosas tan básicas como el descanso, la alimentación o la salud… difícilmente podremos preocuparnos de un ascenso laboral, por ejemplo.
COACHING EDUCATIVO: NECESIDADES EMOCIONALES
A nivel emocional, también tenemos unas necesidades básicas comunes a todas los seres humanos. Lo que ocurre es que en este caso, y de ahí este artículo sobre coaching educativo y familiar, es que la jerarquía varía dependiendo de cada individuo.
Entre las fundamentales tenemos el amor, la pertenencia o conexión, el control o seguridad, y el reconocimiento o importancia. También están la diversión o variedad y por increíble que parezca también el drama. Si, el drama: también es una necesidad básica que enriquece nuestro espectro emocional. De la misma manera que lo hace el negro, por ejemplo, en el rango de colores: generando contraste.
Dentro de estas necesidades emocionales, también tenemos otras que llamamos espirituales: se situarían en la parte superior de la pirámide, y son el desarrollo o crecimiento y la trascendencia o contribución.
COACHING EDUCATIVO: VEHÍCULOS Y NECESIDADES
Con las necesidades básicas, igual que con los alimentos, trataremos de cubrirlas de manera más o menos beneficiosa. Y lo haremos con lo que llamamos “Vehículos” de modo, en la mayoría de los casos, inconsciente.
Si por ejemplo, mi hijo cada vez que me alejo llora, ese llanto será el vehículo para cubrir sus necesidades de:
· Amor (los niños pequeños necesitan presencia para sentir ese amor)
· Pertenencia/Conexión, o Control/Seguridad (mediante el llanto tratan de conseguir un control sobre la situación y la seguridad que le proporciono como madre)
Si una niña de 10 años está “enganchada” al Fornite, por ejemplo, este vehículo puede estar cubriendo sus necesidades de:
· Pertenencia/Conexión (con los otros amigos en línea)
· Control/Seguridad (Puede que domine, tenga control y sienta seguridad sobre el juego. O el hecho de no estar visible también le puede proporcionar cierta seguridad)
· Y desde luego, cubre la Diversión y la Variedad.
Los vehículos, es decir, aquello que hacemos para cubrir nuestras necesidades, pueden no ser óptimos. Bien porque no nos gustan o porque no son buenos para nosotros. O, tal vez, no son buenos para los demás o no son sostenibles en el tiempo.
COACHING EDUCATIVO: NECESIDADES FAMILIARES
En este caso, un ejercicio muy interesante es reconocer que vehículos perjudiciales están usando nuestros hijos y nosotros mismos. Por ejemplo: las peleas, las comidas o compras compulsivas, el uso excesivo de las redes sociales o la televisión…
Una vez reconocidos dos o tres vehículos, es muy interesante identificar qué necesidades emocionales estamos cubriendo con ellos. Y puede que nos sorprendamos valorando el orden de estas necesidades emocionales.
Al identificar las tres primeras necesidades familiares, tanto las propias como las de nuestros hijos, podemos tomar mejores decisiones. Y muy probablemente, tratemos de cubrirlas con frecuencia e intensidad de otras maneras.
Por ejemplo, volvamos al caso de la niña que se pasa horas jugando en línea. Podemos tratar de que esa necesidad de diversión y variedad la cubra quedando con sus amigos personalmente. O jugando a un deporte que le genere control y seguridad, a la vez que pertenencia y conexión en el grupo.
Si, como adultos, cubrimos nuestras propias necesidades emocionales conscientemente (es decir, responsabilizándonos), nos encontraremos en mejor estado emocional para atender a nuestros hijos de una manera más respetuosa.
Verónica Fernández López