El juego es el espacio perfecto para poner de manifiesto nuestras habilidades y a la vez nuestras emociones. De ahí su enorme potencial para que pueda ser usado con el objetivo de fortalecer la inteligencia emocional de los niños.
En las siguientes líneas compartiré con Uds. algunos juegos que tienen por objetivo educar y fortalecer la inteligencia emocional de los más pequeños:
- Mi pareja emocional: Se trabajaran las 4 emociones básicas,(Alegría, Tristeza, Miedo y Rabia) el trabajo se realizará en duplas y se repartirán tarjetas que contienen la emoción. Primer paso, sin hablar y sólo usando lenguaje no verbal cada uno interpretará como vive la emoción, para luego pasar a encontrar a su compañero de dupla a quien le toco la misma emoción. El facilitador hará preguntas que ellos en equipo responderán, cerrando con una reflexión y una conclusión de todos los participantes, Objetivo: reconocer emociones, identificar momentos y situaciones que producen esa emoción, identificar herramientas para gestionar la emoción.
- La Gallinita tuerta: Se trabajaran con 4 bolsas o sacos de tela, en casa saco se colocara 1 objeto diferente. Cada participante deberá adivinar qué es lo que contiene cada saco, sólo tocando el objeto a través de la tela y escribirá en la pizarra su hallazgo. Veremos coincidencias, analizaremos la experiencia y luego se abrirán los sacos para develar el contenido. Objetivo: reflexionar sobre los juicios y prejuicios de las personas y las emociones que se generan a partir de ellos.
- Pinocho se fue a la fiesta: Se les relata un cuento corto sobre Pinocho y su primera fiesta. Los niños deben caracterizar el andar y bailar de Pinocho al ritmo de la música. Luego se les invita a tumbarse en el piso con los ojos cerrados. Mientras tanto el coach usará instrumentos y elementos de sonido suave y agudo, que usará de manera indistinta (sonidos suaves: armónica, flauta. Y fuertes: triángulo, platillos). Al cabo de unos minutos, se les pedirá a los niños que compartan información de lo que vivieron y sintieron. Se reflexionará sobre la reacción de los niños, sobre la intensidad de la emoción y la importancia de mantenernos centrados a pesar de lo que ocurra en el mundo externo.
Educar en emociones tiene como objetivo incrementar el nivel de bienestar personal y mejorar la calidad de vida de las nuevas generaciones, en relación a las experiencias que tuvieron sus padres y sus antepasados.