Una de las grandes preocupaciones de los padres suele ser que sus hijos no obedecen y vienen a la consulta con esta inquietud para ver que pueden hacer para lograrlo.
Veamos, el termino obediencia está relacionado con el acto de obedecer es decir, acatar, cumplir la voluntad de la autoridad o de quien manda, en este caso padres o adultos responsables para poder obtener la integración del niño a las normas familiares o del contexto social en el cual actúa. Esta definición nos permite observar lo que hacemos cuando buscamos obediencia. Desde aquí no hay nada malo en ello, entonces ¿porque cuesta tanto a padres o adultos lograrlo?
Humberto Maturana (biólogo y filósofo) nos dice que las conversaciones que realizamos es como una danza en la que se entrelazan lenguaje y emocionalidad, asentadas ambas a su vez en nuestra corporalidad.
Como primer paso para un logro efectivo en este tema es observar la conversación en la que se transmite la norma que se desea sea obedecida. ¿Qué digo (lenguaje)? ¿Cómo lo digo (Corporalidad)? Y desde donde lo digo (emocionalidad) Por ejemplo se decimos al niño: “Cuando estoy hablando con otra persona, no interrumpas”, desde una corporalidad y emocionalidad de enojo o imposición cerrara posibilidades de comprensión de la misma, ya que será percibida desde un ataque. Desde una corporalidad y emocionalidad de calma la interpretación de la misma frase será totalmente distinta. Poder mantener una conversación adecuada al objetivo deseado y que tome en cuenta la emocionalidad que subyace en su trasfondo, impacta, a menudo dramáticamente en los resultados que se obtienen.
Una buena relación humana ente padres e hijos es aquella en donde es posible la reflexión que asegure el respeto y el cuidado. Lo opuesto puede llevar al niño a ser inseguro con una necesidad de actuar para lograr la aceptación del otro y no por una comprensión y aceptación basada en el respeto y legitimización de ser visto como un legítimo otro.
La observación de la coherencia y congruencia en lo que quiero lograr es el punto de inicio para que nuestros niños sean educados en el respeto…. desde el respeto, como también quizás cambiar la pregunta en vez de ¿Por qué mi hijo no obedece? a, ¿Qué estoy haciendo yo desde el respeto y comprensión para que mi hijo obedezca desde el respeto y la comprensión a las normas?