Inteligencia emocional o agilidad. ¿Qué diferencia hay?
INTELIGENCIA EMOCIONAL O AGILIDAD EMOCIONAL: DIFERENCIAS
Aprender a integrar nuestras emociones para sacar lo mejor de nosotros mismos no siempre implica un beneficio para los demás. Pero podemos utilizar esa capacidad para conectar con nuestro mundo interior de un modo saludable y coherente con nuestros valores.
Y entonces, podremos decir que tenemos agilidad emocional. Si conectamos con la persona que queremos ser, dentro de unos valores ecológicos, seremos capaces de florecer en la adversidad.
La mejor forma de definir la agilidad mental, sería, precisamente, a través de su antónimo. Estaremos en rigidez emocional, cuando ante una situación que no nos gusta, desconectamos con el fin de evadirnos. O no nos responsabilizamos, o simplemente obstaculizamos al otro.
Y al hacerlo, desconectaremos de nuestra esencia, y por tanto del proyecto de vida que nos hubiésemos trazado. Cuando estamos en familia y no somos capaces de desconectar del trabajo, desconectamos de la familia, y por tanto de nuestro proyecto familiar.
INTELIGENCIA EMOCIONAL O AGILIDAD EMOCIONAL: ¿TIENES AGILIDAD MENTAL?
¿Tienes agilidad mental? O dicho de otra forma, ¿sabes quién quieres ser?
2.- ¿Controlas tus emociones o eres compasivo con ellas?
Si controlamos las emociones el efecto puede ser contraproducente, ya que la emoción apartada suele volver fortalecida. En esos casos, tendemos a “embotellar” las emociones. Obligándonos a estar positivos, y generando distancia con el resto de emociones, creando depresión o ansiedad.
O a “incubarlas” dejándolas dentro de nosotros y fingiendo un exterior estable. Esto genera más tensión exterior y mayor duración de los sentimientos negativos.
Las emociones son mecanismos que nos ayudan a sobrevivir. Por lo que tenemos que ser compasivos con nosotros mismos y aceptarlas tal cual son.