¿Te ha pasado alguna vez que vas corriendo a todas partes?¿Cruzarte con una persona sin casi mirarla a la cara? Si estas con las personas que te importan, ¿Les preguntas como están sólo por educación mientras miras el móvil? O incluso, durante un paseo por el campo ¿dónde está tu atención, en la naturaleza o en cualquier otra parte, en tus pensamientos?
¿Te has sentido así alguna vez? Te preguntarás, ¿qué tiene que ver la inmediatez, la desatención, la educación o las prisas con la inteligencia emocional?
En esta sociedad en la que cada vez vamos con más prisas, donde necesitamos que todo sea aquí y ahora. Hoy en día, que pasamos más tiempo frente a pantallas que frente a personas, hemos olvidado el valor de los detalles.
Tan fácil como ir por el campo y no saber apreciar una flor diminuta o el olor a tierra mojada que desprende un bosque en otoño.
Goleman (1995) define la inteligencia emocional como : “la capacidad de reconocer nuestros propios sentimientos y los de los demás, de motivarnos y de manejar adecuadamente las relaciones”.
La inteligencia emocional desde mi experiencia en la interacción con otras personas, se encuentra en apreciar los detalles y en la comunicación no verbal que tanta información nos ofrece en una conversación con nuestra pareja, amigos o familia. Si practicas el poner la atención y te haces consciente de las emociones que se esconden tras esos detalles, estarás cultivando la inteligencia emocional.
Hay que aprender a prestar atención para ver más allá y aprender sobre el mundo que nos rodea; te ayudará a desarrollarla.
En este ritmo de vida que cada vez nos exige más y donde nos estamos separando de nuestra propia humanidad, donde el principal intermediario entre nosotros es una fría pantalla hay que atreverse a aprender a gestionar nuestras propias emociones y a reconocer nuestros propios sentimientos, porque nos facilitará el saber reconocerlos en otros.
La inteligencia emocional en mi opinión se cultiva de dentro hacia afuera, poniendo atención en los pequeños detalles que tanto muestran.
La próxima vez que estés frente a una persona que te importe ¿cuál va a ser tu actitud al preguntarle, cómo está? ¿Vas a fijarte en su mirada, el brillo de sus ojos o la expresión de su boca? O ¿Te vas a quedar con el término pantalla que decimos todos en ocasiones? “Bien”