Es usual que nos eduquen en conocimientos, los cuales solemos adquirir en el nido, colegio, instituto o universidad, en valores (familia, colegio), pero la pregunta es:
¿Dónde y Quién se encarga de educar y desarrollar la inteligencia emocional de los niños?
Bien, necesitamos ser conscientes, de que como hoy está configurada la curricula escolar, educar en emoción tiene nula o poca presencia en el aula. De ahí la importancia de que como padres activemos nuestro rol de entrenadores.
¿Cómo podemos entrenar y desarrollar la inteligencia emocional en los niños?
1er Paso: Ayudarlos a reconocer y expresar sus emociones
2do Paso: Identificar algunas habilidades que vemos y consideramos importantes
3er Paso: Ayudarlos a que las pongan en práctica.
Algunos ejemplos:
- Reconocer y ponerle nombre a lo que siento, es decir ponerle nombre a la emoción: Alegría, Tristeza, Miedo o Enfado. Y enriquecer el vocabulario emocional.
Libros recomendados para hablar de emociones con los niños: Labertinto del Alma
(Ana Llenas), Así es mi corazón (Jo Witek), El niño nuevo (Lauren Child), Gato
Rojo y Gato Azul ( Jenni Desmond), entre otros.
- Identificar habilidades: Si quiero promover su seguridad y fortaleza interna: Puedo generar espacios y experiencias, donde el niño pueda desplegar sus talentos, pueda observar sus capacidades y vea el resultado de su esfuerzo. Deporte, arte siempre son buenas alternativas.
- Ponerlas en práctica: Entornos como los ya mencionados, deporte o arte e incluso el juego, son espacios donde el niño puede poner en práctica y vivenciar situaciones con un alto componente emocional. Es ahí donde tenemos una infinidad de oportunidades para abordarlas y explorar ¿Cómo las siente o vivencia?, ¿Dónde las siente?, ¿Cómo las gestiona?, ¿Qué significado les atribuye? etc. Y hacer intervenciones que los inspiren a reflexionar y a conocerse mejor a sí mismos, para posteriormente incorporar nuevos recursos y activarlos cada vez que sea necesario.
Durante todo este proceso, es importante tener claro la edad y el nivel de madurez de cada niño, para ir incorporando actividades de mayor demanda progresivamente. Lo importante de estas acciones es que el niño al final de ese periodo habrá desarrollado e incorporado la habilidad y estará listo para desplegarla.
Destinar tiempo para educar y desarrollar su inteligencia emocional debe ser una prioridad en nuestra agenda.